lunes, 22 de septiembre de 2025

Alteraciones Vasculares y Hemorragias Renales en Animales Domésticos

Alteraciones Vasculares y Hemorragias Renales en Animales Domésticos: 

Una Visión Clínica Basada en Trigo (6ta Edición)


 Introducción


Las alteraciones vasculares y hemorrágicas del riñón son manifestaciones críticas que reflejan un compromiso sistémico, un daño directo a la microcirculación o una respuesta inflamatoria severa. A diferencia de las lesiones infecciosas o tóxicas que afectan principalmente el parénquima tubular, estas alteraciones atacan la integridad de los vasos sanguíneos, comprometiendo el flujo, la oxigenación y la función filtrante del órgano. Según Trigo (6ta Edición), las hemorragias renales no son entidades aisladas, sino señales de alerta de procesos subyacentes graves, desde septicemias hasta intoxicaciones crónicas o neoplasias. Reconocer su patrón macro y microscópico es esencial para un diagnóstico preciso, un pronóstico realista y una intervención oportuna.


## Hemorragias Renales: Un Signo de Alerta Sistémica


Las hemorragias en el riñón —ya sean petequiales, equimóticas o en forma de hematomas— son hallazgos frecuentes en necropsias y representan una pérdida de la integridad vascular. Estas no ocurren por casualidad; siempre están vinculadas a un proceso patológico activo. En animales domésticos, las hemorragias renales más significativas se asocian con septicemias agudas y enfermedades virales hemorrágicas. En cerdos, por ejemplo, las petequias y equimosis renales son hallazgos patognomónicos de la **fiebre porcina clásica (FPC)** y la **fiebre porcina africana (FPA)**, donde la disfunción endotelial y la coagulación intravascular diseminada generan una hemorragia difusa en la corteza y la médula renal. De manera similar, en la **salmonelosis porcina**, la invasión bacteriana sistémica y la liberación de endotoxinas provocan daño vascular que se manifiesta como hemorragias extensas en la superficie renal.


En bovinos, una de las causas más importantes de hemorragia renal es la **intoxicación por helecho macho (*Pteridium aquilinum*)**. Esta toxicosis crónica, común en zonas endémicas, produce no solo hemorragias petequiales y equimóticas en la mucosa vesical y renal, sino que también está asociada al desarrollo de neoplasias epiteliales y vasculares. El mecanismo exacto aún no está del todo claro, pero se ha propuesto una interacción entre las toxinas vegetales y el virus del papilomavirus bovino, que potencia la lesión vascular y la proliferación anormal de células endoteliales. Macroscópicamente, los riñones muestran una superficie manchada de puntos rojos y áreas de coloración oscura, reflejando una hemorragia extensa que compromete la arquitectura normal del órgano.


## Infartos Sépticos: Cuando la Sangre Trae la Muerte


Los infartos sépticos representan una forma específica y grave de alteración vascular renal. No se trata de una simple isquemia, sino de una **embolización bacteriana** que obstruye las arteriolas renales, generando áreas de necrosis coagulativa. Estos infartos son típicamente triangulares, con su base en la cápsula renal y su vértice dirigido hacia la médula, lo que refleja el patrón de irrigación arterial. La causa más emblemática es la infección por *Erysipelothrix rhusopathiae* en cerdos, donde la bacteremia produce infartos múltiples y microabscesos simultáneos. En este caso, la lesión vascular es el punto de partida: el émbolo bacteriano se aloja en la arteriola aferente, bloquea el flujo sanguíneo y, como consecuencia, el tejido renal distal muere por anoxia. Microscópicamente, se observa necrosis coagulativa del parénquima, con preservación de la arquitectura vascular en los márgenes, pero sin infiltrado inflamatorio activo en el centro —diferenciándolo claramente de los abscesos supurativos.


En bovinos adultos, *Arcanobacterium pyogenes* puede causar infartos similares como parte de una nefritis supurativa embólica secundaria a endocarditis. Aquí, el émbolo no es solo bacteriano, sino que también contiene fibrina y plaquetas, lo que lo convierte en un trombo séptico. La presencia de estos infartos triangulares en un riñón de cerdo es casi un diagnóstico de certeza de *E. rhusopathiae*, especialmente si se asocia con lesiones cutáneas en forma de eritema o artritis.


## Hematomas y Ruptura Vascular: Lesiones Traumáticas y de Presión


Además de las hemorragias por enfermedades sistémicas, las alteraciones vasculares también pueden tener un origen traumático o mecánico. La **ruptura vesical**, por ejemplo, aunque no es una lesión renal directa, tiene consecuencias vasculares indirectas. Cuando la vejiga se rompe por obstrucción urolítica, trauma o distocia, la orina se filtra en la cavidad peritoneal, generando uroperitoneo. Este líquido tóxico provoca una inflamación generalizada, hipotensión y shock séptico, lo que a su vez reduce el gasto cardíaco y el riego renal. Esta isquemia secundaria puede inducir necrosis tubular aguda, pero también puede causar hemorragias menores en la corteza renal por la disminución del flujo y la fragilidad capilar.


En casos de **traumatismo pélvico severo** —como accidentes vehiculares o caídas—, puede ocurrir una ruptura directa de vasos renales o de la cápsula, generando hematomas renales intraparenquimatosos o subcapsulares. Estos hematomas se observan macroscópicamente como áreas de coloración morada o negruzca, con desplazamiento del parénquima y, en ocasiones, compresión del uréter. Microscópicamente, se evidencia coagulación de la sangre en los espacios intersticiales, con desgarro de la cápsula y pérdida de la arquitectura tubular en la zona afectada.


## Relación con la Neoplasia: Vasculopatía como Manifestación Tumoral


Las alteraciones vasculares también pueden ser un signo de neoplasia. En la **hematuria enzoótica por helecho macho** en bovinos, no solo se observan hemorragias, sino también la formación de **hemangiomas** y **hemangiosarcomas** —tumores vasculares de origen endotelial. Estos tumores se desarrollan como consecuencia de una lesión crónica del epitelio y el tejido conectivo, potenciada por factores virales. Macroscópicamente, aparecen como nódulos rojos o morados en la mucosa renal o vesical, con tendencia a ulcerarse y sangrar abundantemente. Microscópicamente, los hemangiomas son lesiones benignas compuestas por canales vasculares bien diferenciados revestidos por endotelio. En cambio, los hemangiosarcomas son malignos, con células endoteliales atípicas, mitosis activas, invasión del parénquima y formación de lechos vasculares desorganizados. Estos tumores pueden metastatizar al hígado, pulmón o linfonodos, y su presencia en un riñón de un bovino con historia de consumo de helecho debe hacer sospechar una neoplasia primaria o secundaria.


## Consecuencias Vasculares: De la Hemorragia a la Fibrosis


Cualquier alteración vascular severa —ya sea por infección, toxina o trauma— tiene un potencial de progresión hacia la **fibrosis renal**. Las hemorragias masivas, aunque inicialmente parecen ser un evento agudo, generan una respuesta inflamatoria crónica. La presencia de hemoglobina y hierro en el intersticio actúa como un estímulo para la activación de fibroblastos y la producción de colágeno. Además, la isquemia secundaria a la pérdida de vasos o a la compresión por hematomas lleva a la muerte de las nefronas. Cuando el daño es extenso y repetido, el riñón deja de regenerar su parénquima y lo reemplaza por tejido fibroso, como se describe en la fibrosis renal o “cicatriz renal”.


Este proceso es irreversible. El riñón fibroso es pequeño, pálido, firme y con una superficie granulada. La relación corteza-médula se pierde, y los túbulos restantes están atróficos o dilatados. En esta etapa final, las hemorragias ya no son el foco principal, sino una consecuencia de la fragilidad vascular secundaria a la pérdida de soporte estructural y la alteración del microambiente.


## Conclusión: Las Hemorragias Son Mensajeras de la Enfermedad


Las alteraciones vasculares y hemorrágicas renales no deben verse como hallazgos aislados, sino como **mensajeros de enfermedades profundas**. Desde la septicemia letal en cerdos hasta la intoxicación crónica por helecho en bovinos, pasando por la embolización séptica o el trauma pélvico, cada tipo de hemorragia tiene su patrón, su causa y su pronóstico. Reconocer la distribución (difusa vs. focal), la intensidad (petequias vs. hematomas) y la asociación con otros signos (infartos, neoplasias, pielonefritis) permite al veterinario no solo diagnosticar, sino también anticipar la gravedad del proceso.


En la práctica clínica, la presencia de hemorragias renales en una necropsia debe activar un algoritmo de búsqueda: ¿Hay fiebre? ¿Se ha consumido helecho? ¿Existe urolitiasis? ¿Hay signos de sepsis o trauma? Responder estas preguntas no solo define la causa, sino que también puede prevenir futuros casos en el rebaño o la clínica.


La salud renal no depende solo de la función filtrante, sino también de la integridad de su red vascular. Cuando los vasos sangran, el riñón grita. Escucharlo es la primera clave para salvar vidas.


Referencias Bibliográficas


Trigo, J. (6ta Edición). *Patología Sistémica Veterinaria*.  

- Capítulo 4: Sistema Urinario.  

- Figuras clave: 4.68 (hemorragias en mucosa vesical), 4.73, 4.74 (hidronefrosis con exudado purulento), 4.80 (carcinoma de células transicionales), 4.81 (rabdomiosarcoma), 4.63, 4.64 (linfoma renal).  

- Secciones: Hemorragias en septicemias, Hematuria enzoótica, Infartos sépticos, Fibrosis renal, Neoplasias vasculares.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Anomalías Congénitas y del Desarrollo Renal

Anomalías Congénitas y del Desarrollo Renal en Animales Domésticos: Un Enfoque Clínico y Patológico según Trigo (6ta Edición) ## Introducció...